Con Joan Laporta de presidente el Barça tan solo ha tenido dos entrenadores y todo el mundo coincide en señalar que el equipo ha seguido una línea marcada gracias a su estilo. Sin embargo, la plantilla ha sufrido dos grandes revoluciones. La primera de ellas llegó con el cambio de mandatario y la segunda con la entrada de Pep Guardiola. Pero no quedan apenas rastos de lo anterior.
Cuando Rijkaard se hizo cargo del equipo entraron al club jugadores que hicieron historia, como Ronaldinho, Márquez, Van Brockhorst y Larsson y doce meses después, Eto'o, Deco, Giuly y Belletti.
Echemos la vista atrás y miremos el once que venció en la final de Saint Dennis: Valdés; Oleguer (Belletti), Márquez, Puyol, Gio; Edmilson (Iniesta), Deco, Van Bommel (Larsson); Giuly, Ronaldinho y Eto'o. Tan solo el portero, los centrales e Iniesta siguen. Pero tampoco están Sylvinho, Motta, Gabri, Ezquerro ni Maxi López. En tres años 15 integrantes de la plantilla se han marchado, continuando los referentes de la cantera (Valdés, Puyol, Xavi, Iniesta, Messi), Márquez y el que no se va ni con agua hirviendo, Jorquera.
Samuel seguía representando el pasado en un bloque en crecimiento y que había hecho de la igualdad y el trabajo en equipo la clave del éxito. Sin duda el camerunés trabajaba dentro del terreno de juego para el equipo, pero su actitud y personalidad chocaba de frente con la idea futbolística y sociológica de Guardiola; Pep quiere un bloque unido y Eto'o apenas tiene amigos, Pep quiere que el colectivo prime sobre los individual y Eto'o se ciega pensando en el 'Pichichi' y pide no jugar en La Coruña para ir con su selección.
Guardiola se propuso enterrar aquello que llevó a la 'autocomplacencia' al Barça de París y una vez recuperado Márquez, Eto'o, aunque seguía teniendo hambre y se entregaba al máximo en entrenamientos y partidos, representaba lo peor del Barça de Rijkaard.
Belletti celebra el gol de la victoria en la Champions del 2006 (Foto, indirecte.cat)
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