jueves, 17 de septiembre de 2009

Incansable

Más allá del resultado, que puede ser bueno al llegar en el campo de uno de los mayores aspirantes a ganar la Champions, la mejor noticia que dejó el Barça en San Siro fue que pese al esquema táctico del Inter de Milán se mostró incansable e infatigable en la búsqueda del gol. El equipo de Pep Guardiola combinó y buscó el pase desde el minuto 1 al 92, no recurrió al pelotazo ni tan siquiera en el descuento. Señal inequívoca de que, aunque los equipos se le encerrarán cada vez más, Guardiola buscará alternativas pero siempre desde una base; posesión del balón y ataque de principio a fin.

El duelo se había planteado como un Ibrahimovic-Eto'o y ni era justo ni era acertado. Primero porque Zlatan aún está en fase de pretemporada tras su lesión en la mano. Y segundo porque Samuel aún está adaptándose al sistema de Mourinho. Ibra estuvo desacertado en el remate pero genial en la combinación; Eto'o solo tiró una vez a portería, en una falta sin peligro alguno.

El duelo fue más bien un Mourinho-Guardiola. Pep no se siente ganador porque, aunque su equipo fue mejor no ganó. Jose se siente triunfador porque el Barça no logró derribar su muralla defensiva. Se le olvida al bueno de Mourinho ue si su táctica salió bien fue únicamente porque Ibra, Keita y Messi/Alves cometieron errores imperdonables ante el marco. Y porque el árbitro se tragó un penalti.

Eto'o disputa el balón con Puyol (Foto, AP, publicada en elmundo.es)

martes, 15 de septiembre de 2009

Laporta, más cerca de su sueño

Joan Laporta, es indudable, ha sido deportivamente el mejor presidente de la historia del Barça. Ha sabido rodearse de gente que entiende de fútbol (Sandro Rosell, Frank Rijkaard, Pep Guardiola, incluso Txiki Begiristain) y, salvo algunas intervenciones de las que ningún presidente puede escapar, se ha mantenido al margen de la política de fichajes. Laporta, deportivamente, se ha limitado a fichar a Eto'o (acierto) y a estirar más el brazo que la manga a la hora de renovar contratos (¿error?). Su otro gran acierto, incuestionable, es alejar a los radicales del Barça.

Joan Laporta ha basado su éxito como presidente en rodearse de los mejores. Y esto le está permitiendo seguir en la presidencia del Barça pese a tener a buena parte de la afición en contra. Sin Rijkaard, Rosell, Guardiola, Ronaldinho, Eto'o, Messi o Iniesta, Laporta no sería hoy el presidente del Fútbol Club Barcelona.

Porque no se debería olvidar que Laporta ha salido abucheado del Camp Nou, ha escuchado incesantes silbidos en el Palau Blaugrana, ha 'superado' por los pelos una moción de censura y ha sido de los pocos pitados en las celebraciones del Triplete. ¿Por qué? No es, pese a todo, un buen gestor del éxito.

Joan Laporta es catalanista. Muy catalanista. Quizás extremadamente catalanista. Eso es respetable, pero no cuando intenta extender este pensamiento entre todas las personas que acuden cada fin de semana al Camp Nou. Laporta ha utilizado la notoriedad del cargo de presidente para intentar influir en la opinión pública; para transmitir su mensaje político. Aunque no dudo de que acude a las manifestaciones a título personal, él debería saber que no es noticia que Joan Laporta ciudadano y abogado acuda a la Diada; es noticia que Joan Laporta presidente del Barça acuda a la Diada.

Pese a ello sigue acudiendo a manifestaciones, desayunos y demás escaparates públicos para, en representación del Barça, propagar su propio mensaje político, que no el del Barça. No solo en eso se equivoca, también lo hace con sus continuos reproches hacia el Real Madrid, que demuestran su nerviosismo. El domingo del famoso 'Al Loro' puso en evidencia su carácter dictatorial; meterse con él es meterse con el Barça.

A esto se une una segunda vuelta de tuerca; hay muchos que piensan que lo que opine Laporta es lo que opina el Barça. Esto no es así ni mucho menos. El himno culé afirma que "tant se val d'on venim, si del sud o del nord, ara estem d'acord, estem d'acord, una bandera ens agermana". Esta es la máxima del Barça, la agrupación, la hermandad bajo unos colores. No la opinión de Laporta.

Personalmente, no entiendo a aquellos que afirman que se sienten menos culés porque Laporta mezcla política y deporte y aleja al Barça de los que no son catalanes. ¿No es, igualmente, mezclar política y deporte alejarse de un equipo que se lleva en el corazón por razones extradeportivas? Pero aún así, es un hecho. Quizás este tipo de culés incapaces de diferenciar deporte y sentimiento de personas y políticas no sean realmente aficionados al fútbol, al menos como yo lo entiendo, pero es un hecho que existen. Y habría un mayor número de 'culés' desconcertados si no fuera por personas como Guardiola, Iniesta, Xavi o Messi que propagan unos valores humanos, de esfuerzo, de sacrificio.

Laporta cerrará su mandato con al menos dos Ligas de Campeones, tres Ligas, una Copa del Rey, una Supercopa europea y tres Supercopas españolas y podrá dedicarse finalmente a su segunda gran afición; la política. Su sueño, quedó claro en el excelente documental FCB Confidencial es ser la primera persona que pase de ser presidente del Barça a presidente de Catalunya.

Hasta entonces tendremos que aguantarle. No olvidemos nadie, ni culés, ni merengues ni catalanes ni españoles que Laporta pasará como han pasado miles de presidentes, entrenadores, directivos y jugadores. Lo que siempre permanece es el Barça. Del mandato de Laporta quedarán, por fortuna, el Barça de Rijkaard y el Barça de Guardiola; no el Barça de la Diada. "Que no os embauquen".
Laporta, realiza la ofrenda floral blaugrana, durante la celebración de la Diada. (Foto: EFE, publicada en elmundo.es)

lunes, 7 de septiembre de 2009

Piqué se consagra

Cuando regresó tras su 'espantada juvenil' al Manchester United nadie pensábamos que Gerard Piqué iba a ser en solo doce meses el líder de la zaga azulgrana y también de la selección española. El crecimiento del central catalán ha sido tan grande y pronunciado que seguramente haya sorprendido hasta a sus más firmes defensores. Piqué ya no es un canterano. Piqué es en estos momentos una de las referencias mundiales.

Piqué había emigrado con 15 años al ManU en una decisión que sorprendió a todo el mundo. Alex Ferguson se enamoró de sus condiciones y el jugador se marchó a probar fortuna pese a que su corazón es netamente culé y su abuelo había sido directivo con José Luis Núñez (¿tendría esto algo que ver?). El caso es que uno de los jugadores más prometedores de la cantera decidía marcharse, por lo que todos pensábamos que jamás regresaría.

Aquella decisión, criticada y polémica en su momento, ha hecho de Gerard Piqué un mejor jugador. Él mismo asegura que aprendió en Inglaterra a defender sin balón, mejoró su ubicación sobre el césped, comprendió que con el físico no basta, sino que es necesario intuir cómo piensa el rival para anticiparte a sus movimientos. En La Masía ya había aprendido a conducir el balón desde atrás, a desplazar el esférico en largo, a abrir el juego; por lo que sus años en Inglaterra le convirtieron en un central muy completo.

Una temporada de cesión en el Real Zaragoza (2006/07) sirvieron para que adquiriera experiencia en la Liga Española y para que ganase confianza y minutos. Volvió a Manchester como un jugador hecho, pero la presencia de hombres como Vidic y Ferdinand, además de la guardia pretoriana de Sir Alex Ferguson, O'Shea y Brown, le convirtieron en el quinto central del equipo. El Barça tenía buenos informes de él y el ManU no le retuvo ante una oferta que hoy parece de risa: 5 millones de euros.

Según se afirmaba en mayo del 2008, cuando firmó por el Barça, Martín Cáceres llegaba para liderar la defensa y Piqué se incorporaba para tapar la momentánea baja de Gabi Milito. Cuatro meses después ya estaba claro que el uruguayo no era ese jugador capaz de marcar una época, aunque Piqué tampoco daba la impresión de llegar a ser lo que es hoy en día. Cumplía con su cometido, ser una alternativa a Márquez y Puyol, pero sin más. Las ausencias del mexicano y el buen funcionamiento del equipo le consolidaron en eje de la zaga y le llegó la internacionalidad. A partir de entonces, tres partidos han marcado su consagración definitiva entre los grandes.

El primero de estos duelos llegó en el Santiago Bernabéu, pero no fue el 2-6, aunque aquella tarde también tuvo una destacadísimas actuación. Fue en marzo, cuando formó en el eje de la selección española y un tanto suyo sirvió para batir a Turquía. Más allá del gol, que le permitió ocupar portadas, lo que destacó fue su solvencia, aplomo y liderazgo. Era un recién llegado y actuaba como tiotular por bajas de compañeros, pero fue el mejor.

El segundo fue el 6 de mayo, en Londres. En Stamford Bridge el Barça caía 1-0 ante el Chelsea y estaba eliminado. Jugaba con diez y varios jugadores se intentaron echar el equipo a la espalda, entre los que se encontraba Piqué: quizás con más corazón que cabeza y no con mucho acierto, pero Gerard estuvo en todas las salsas: subió el esférico, se incorporó al ataque, luchó, probó el disparo... con el fin de llevar a su equipo a Roma. Fue Iniesta quien finalmente marcó el gol del empate, pero Piqué completó una actuación que le confirmó como el pulmón futuro del equipo y nadie olvidará el impetú demostrado.

El tercero fue en Riazor. Ya nadie dudaba de que Piqué es uno de los centrales titulares del Barça y, desde el sábado, también de la selección. Aunque algunos locutores radiofónicos se empeñen a meter con calzador a Raúl Albiol (del que yo también pensaba que era el central del futuro), Piqué se ha ganado el puesto con creces. Es hábil, intuitivo, un completo líder y tiene un carisma especial. por si fuera poco, marcó un gol que muchos '9' del mundo firmarían: se incorporó, recibió, paró la pelota, amagó y engañó al portero con una sangre fría impropia de un central; algo que ya hizo el 2 de mayo en el Bernabéu.

Piqué está en estos momentos entre los mejores centrales del mundo. ¿Quién lo hubiera dicho? Yo, desde luego, no.

Piqué lamenta una ocasión fallada en un partido con el Barça (Foto, AFP, publicada en elmundo.es)