lunes, 22 de marzo de 2010

Sin techo

Hoy no toca hablar de Villarato, o más bien no interesa. Hoy toca hablar del indudablemente mejor jugador actual del momento (si es el mejor de la historia se sabrá cuando de por concluida su carrera, aunque está haciendo buenas oposiciones) y de su enésima exhibición. Lionel Andrés Messi mostró en La Romareda lo mejor de su repertorio, tanto futbolístico como humano, y mantuvo al Barça en el co-liderato de la Liga. Flemones aparte, el argentino volvió a evidenciar que no hay otro igual.

Cuando se intenta situar a Messi por debajo de otros futbolistas se recurren a análisis peregrinos y bastante alejados de la realidad. No hay otro jugador en la Liga que le supere en ningún aspecto del juego ni en ninguna estadística, salvo Gonzalo Higuaín en porcentaje de acierto ante el marco rival. Leo acumula 25 goles en sus 24 partidos de Liga y 9 asistencias; ha marcado de penalti (solo uno, la cifra de penaltis a favor se limita a tres), de falta directa en Almería con un toque al alcance únicamente de un genio, con la pierna derecha, con la zurda y con la cabeza (¿de verdad hay mejor cabeceador que él, que con una estatura de 1'60 acumula tres goles?). Incluso con el pecho en la final del Mundialito. Ha desatascado partidos, se ha adaptado a las exigencias del equipo cuando se ha quedado en inferioridad... Lo tiene todo, absolutamente todo.

Pero eso no es todo. Además Messi es un ejemplo de competitividad, compañerismo y humildad. Anoche, en La Romareda, no acusó la falta de fluidez en el juego (el centro del campo Busquets-Keita-Touré no es el mejor para crear juego) y se echó el equipo a las espaldas. Marcó un tanto de '9' puro, otro en un gran slalom tras robar la pelota en colaboración con Sergio y cerró su hat-trick con un balón colocado desde la frontal. Cuando el Zaragoza se metió en el encuentro y pudo sembrar más dudas merced a la inoperancia de Márquez, agarró el balón y no marcó su cuarto tanto porque fue objeto de penalti. Fue entonces cuando salió su mejor lado humano.

Porque Leo, en vez de chutar la pena máxima, como le corresponde por status (él es el lanzador), le cedió la pelota a Ibrahimovic para que Zlatan marcara y se resarciera de una noche aciaga. Aunque lucha por el Pichichi y ahora incluso por la Bota de Oro, Leo, como siempre reclama Pep, pensó en el colectivo. "Sois muy buenos, pero sin el compañero no sois nadie", repite Guardiola. Messi lo sabe y por eso quiere recuperar la mejor versión del delantero sueco.

Por todo ello, Messi no tiene techo, salvo el que él mismo se imponga.

Messi celebra uno de sus goles (Foto, EFE/elmundo.es)

martes, 16 de marzo de 2010

Cacería

Quien siembra vientos recoge tempestades, asegura un refrán castellano que podría utilizarse perfectamente para explicar qué está pasando con Cristiano Ronaldo en el Real Madrid. El portugués es un jugador genial y único, pero genera odio y, además, el entorno madridista no ayuda en nada a mejorar esta imagne. Anteriores actuaciones de la prensa y de la plantilla madridista desaconsejan que se utilice la palabra cacería y que se pida protección para el astro.

Vaya por delante que no me gusta que ningún equipo utilice la violencia como arma. No me gusta que se intente frenar a un jugador a base de patadas. Y soy partidario de la protección a los jugadores, pero no solo de Cristiano Ronaldo, de Messi o de Villa, también de Nivaldo, Sergio Ramos y Rafa Márquez, por poner ejemplos de jugadores que 'reparten'. No es lícito que el central brasileño cosa a entradas, varias de ellas con mala intención, al portugués, pero es de ser muy hipócrita que el diario Marca denuncie la 'cacería' a la que, según ellos, es sometido. De hecho, en páginas interiores del diario en su edición de hoy se habla del 'calvario' que sufrió el delantero, objeto de cinco (sic) faltas en Zorrilla.

Aunque eso no justifica que le cosan, la actitud de CR no ayuda a evitarlo. Es un jugador chulo, provocador que, por ejemplo, se permite el lujo de devolver el balón al Valladolid el pasado domingo, con 0-3, después de dar unos toquecitos y un tacón, lo que encrespa a la grada y a los rivales, que sienten que se intentan reir de ellos. Una acción que se podría haber evitado y más cuando ya en la primera parte había recibido. La sensación que queda en un jugador que está perdiendo y que ve la Segunda División al final del túnel es "este bobo se está cachondeando de mí. Repito, no hay que darle patadas por ello, pero Ronaldo no ayuda a evitarlas. Es como es y quizás sea imposible que cambie. Pero ciertas actitudes a veces traen consecuencias desagradables. Como también puede pasarle alguna vez a Dani Alves o le pudo pasar a Deco (a mucha mejor escala).

Estoy completamente de acuerdo con Marca en que no se deben utilizar esas artimañas para intentar secar a un jugador, ya sea un genio o un tuercebotas. Tampoco me pareceía bien que Cristiano le diera un puntapié a Nivaldo, aunque en un momento de calentón se pueda llegar a entender (siempre que, después, no intentes ser el mártir y pidas que te retiren la sanción). Pero al director del medio, Eduardo Inda, se le olvida que, desde sus páginas, se aplaudió la 'cacería' que el 13 de diciembre de 2008 el Real Madrid cometió sobre Leo Messi en un clásico. Aquel día el astro argentino recibió más de cinco faltas. Bastantes más. Aquel día los jugadores del Madrid, incluidos los talentos, buscaron de manera constente los tobillos del mejor jugador del mundo.

Al día siguiente Inda afirmó que el fútbol era cosa de hombres. Casi un año después, el 24 de noviembre de 2009, comentó en su lamentable y foco de fobias y filias personales artículo 'Los Puntos sobre los Íes' que "La manera en que (Juande Ramos y su equipo) marcó territorio al Barça en general y a Leo Messi muy en particular debería estudiarse en las escuelas de entrenadores". Pues bien, supongo que Onésimo y quizás alguno de sus jugadores acudió a aquella escuela que Inda preconizaba. Como decía, quien siembre vientos recogen tempestades. ¿Qué esperaban ahora?

lunes, 15 de marzo de 2010

La hora de la verdad

Llega para el Barça la hora de la verdad. Quedan doce jornadas de Liga para disputarse el título con el Real Madrid y el miércoles disputa la primera de las finales de la Champions. No cabe margen para el error a partir de ahora y parece que, en principio, el equipo llega en buenas condiciones.

Ante el tramo decisivo de la temporada, con los dos grandes títulos en juego, la gran estrella culé, Leo Messi, llega en plenitud. Salvó la victoria ante el Málaga tras una gran combinación entre Xavi y Alves; sumó un punto en Almería con una actuación antológica y doblegó la resistencia del Valencia con un hat trick en el que combinó potencia, fuerza, conducción del balón, habilidad y desmarque. Del manual del buend elantero solo le faltó oportunismo, aunque la dosis correspondientes la administró en el Juegos del Mediterráneo hace ocho días. Y, lo más importante, su motivación es máxima, aunque no lo diga en la prensa está decidido a hacer historia.

También parece (toquemos madera) que Thierry Henry resucitó anoche. Saliendo del banquillo revolucionó al equipo, jugó a las mil maravillas como referencia ofensiva y habilitó a Messi con dos geniales pases en dos tantos. En su contra, sin embargo, tenemos que el francés necesita más que 45 minutos para ganarse de nuevo la confianza culé. El miércoles ante el Stuttgart debería volver a mostrar su recuperación, de lo contrario su actuación de ayer pasará a ser un simple espejismo. El segundo punto en contra es que, con el regreso de Ibrahimovic, Henry volverá a la banda izquierda y esta temporada Titi solo ha estado bien los días que actuado en el centro; ante el Inter y ante el Valencia.

A Zlatan, considero, el fin de semana de descanso y de reflexión le habrán sentado bien. Aunque su roja fue injusta debe controlar sus impulsos, porque le pueden llevar a perderse partidos importantes. Y debe ser consciente de que no siempre es necesario hacer la jugada bonita, sino la efectiva, como hizo ayer Henry. Si se emntaliza, volverá a mostrar su mejor versión.

A esto sobre los tres jugadores más importantes del ataque debemos sumar que Keita vuelve, que Abidal lo hará en breve y que la zaga sigue siendo sólida. El centro del campo, pese al ligero bajón de Iniesta y Xavi, funciona a las mil maravillas y Valdés es sin lugar a dudas el mejor portero del campeonato, ya que atraviesa el mejor momento de su carrera deportiva. Ayer el 3-0 se explica por dos intervenciones suyas, una con 0-0 y otra con 1-0, fundamentales.

Ante la hora de la verdad el Barça llega preparado. Puede hacer las cosas mal, pero no pecará de pasotismo o desmotivación, y tiene el varapalo del Real Madrid ante el Olympique de Lyon como ejemplo de que nada se consigue sin esfuerzo. Adelante.

Pese a los tres goles de Messi, Valdés fue el hombre más determinante ayer (Foto, AP/elmundo.es)

lunes, 8 de marzo de 2010

A la par

Será que soy extremadamente optimista, pero el punto del sábado me parece bueno. En un encuentro que se puso muy cuesta arriba con un gol rápido del rival, en el que tuvimos la desgracia de marcarnos un autogol y en el que los dos jugadores más clarividentes del bloque, Xavi e Iniesta, no estuvieron finos, en el que Ibrahimovic fue expulsado (injustamente, aunque Zlatan debe controlar sus impulsos) y en el que el árbitro dejó de pitar dos 'penaltitos' a nuestro favor sumamos un punto a domicilio. Como siempre se ha dicho, cuando no se puede ganar hay que saber no perder. Y el sábado, liderados por un genial Messi, supimos no perder.

Luis Aragonés, un grande del fútbol español por su gran aportación como jugador y como técnico, siempre ha defendido que es en el último tercio de temporada cuando se gana la Liga. Esto es impepinable, como la segunda parte de la afirmación; para poder ganarla hay que llegar a los partidos finales en disposición de ello.

El primer tercio de temporada fue descartando, uno a uno, a posibles aspirantes como Atlético de Madrid, Valencia y Sevilla. En el segundo, ya cerrado a la lucha Barça-Madrid, ninguno de los dos se ha descolgado ni ha dado una renta importante a su oponente. Al final del primer tercio, precisamente tras el Clásico del Camp Nou (1-0) se llegó con dos puntos a favor de los culés. Doce jornadas después los dos equipos están emparejados. Bien es cierto que el Barça llegó a tener +5, pero también que su desgaste ha sido mayor y que ya ha pasado (toquemos madera) su particular calvario en forma de lesiones. Es a partir de ahora, en trece jornadas de infarto, cuando se disputa la Liga. No únicamente en el Bernabéu, en trece partidos. Ambos tienen factores a favor y en contra, aunque bien es cierto que en estos momentos el Real Madrid tiene medio cuerpo (algo prácticamente insignificante) de ventaja.

El equipo de Manuel Pellegrini (y me parece de justicia remarcar que ha sido el técnico chileno quien ha logrado hacer un equipo de la lista de jugadores que le dieron) completó una sensacional actuación el sábado. La remontada le da mayor moral, pero la realidad es que los blancos realizaron un partidos completo, salvo los primeros 20 minutos. El 0-2 momentáneo era totalmente injusto y un espejismo. El Real Madrid mereció vencer y, además, tuvo la 'fortuna' de medirse a un equipo, el Sevilla, donde solo Kanouté es capaz de leer las exigencias. El delantero malí fue el único que, a raiz del 1-2 fue capaz de parar la pelota, dormirla y reeorganizar al equipo. Navas y Perotti, por su parte, se empeñaron en correr como pollos sin cabezas, lo que favoreció las intensiones merengues. En resumen, que el Madrid caía cuando mejor jugada y remontó cuando fue capaz de hacer caer al Sevilla en la trampa. En estas circunstancias los blancos, plenos de moral, tienen cierta ventaja. Son capaces y se lo creen. Tienen hambre y sus secundarios (Xabi Alonso, Higuaín, Arbeloa y Albiol especialmente) están por encima del nivel incluso de las estrellas fichadas a golpe de talonario. Su calendario es mejor porque los partidos más duros serán en su estadio.

A favor del Barça está que las sensaciones no son malas. El equipo atravesó un bache, pero lo superó. En Stuttgart sacó un buen resultado, ante el Málaga desplegó un buen fútbol y el sábado supo sobreponerse a la adversidad. Messi está enchufado y aunque hay varios futbolistas que no están rindiendo al nivel esperado, el equipo aguanta el tipo y tiene un registro de puntos superior al de hace un año. Xavi e
Iniesta acusan las lesiones musculares sufridas, pero sin duda crecerán con el paso de las semanas. El regreso de Abidal y Keita fortalecerá al equipo y el hambre, aunque no tan grande como en el rival, se mantiene y se evidencia en que jamás se arroja la toalla. Además, Ibrahimovic acabará regresando, más pronto que tarde, porque su espectacular primer tercio de campaña no fue casualidad.

¿Cuál son las noticias negativas en ambos? Pues, precisamente, la desaparición de ciertos jugadores en las grandes citas o en periodos prolongados de tiempo. Hasta ahora Cristiano Ronaldo, Kaká e Higuaín no han dado la talla en las fechas marcadas en rojo e Ibrahimovic y Henry atraviesan por su peor etapa (que en el caso del francés parece incurable). Otro factor que determinará en buena medida los próximos meses es la Champions; el Barça la tiene entre ceja y ceja, el Real Madrid fue confeccionado para ganarla. Quien caiga en ella (si es que alguno cae) perderá seguridad y, aunque gane en descanso, será una noticia perjudicial.

En estos momentos el Real Madrid es líder pero el Barça mantiene la sartén por el mango (el liderato es 'irreal' porque al Barça le sigue valiendo el empate en el Clásico, aunque no tengo dudas de que ambos van a dejarse puntos en el camino). El bloque de Pellegrini tiene, como he dicho, medio cuerpo de ventaja (moral), pero la Liga casi comienza en estos momentos. Barça y Madrid han dejado de verse por el retrovisor; se encuentran a la par por la autopista de la Liga. ¿Quién sacará más rendimiento a su motor?

Messi completó una actuación memorable en Almería (Foto, diariodeleon.es)

lunes, 1 de marzo de 2010

La grada empuja, al fin, al equipo

No es habitual en el Camp Nou, pero el sábado la grada ayudó de manera decisiva en el 2-1 del Barça sobre el Málaga. El siempre (salvo en los derbis) frío público del estadio barcelonista se tornó en cálido y arropó a los jugadores para superar las adversidades, una circunstancias a destacar y que esperemos se convierta en habitual. Que no se entienda esto como una crítica, sino como un análisis de la realidad, posiblemente no por frialdad de la grada, sino por propio estilo de vivir el fútbol culé; donde yo veo el fútbol, en una peña burgalesa, también es el equipo quien nos levanta del asiento, mientras que en cuento llegan mal dadas surgen las críticas.

Siempre se ha dicho, y cuando se acude al estadio se confirma, que asistir al Camp Nou es como ir al teatro. La grada es fría. En el Palau Blaugrana, por ejemplo, la afición levanta al equipo en los momentos difíciles, motivo por el que se han visto grandes remontadas en balonmano, especialmente. En el Camp Nou, por lo general, el equipo levanta con su entusiasmo y juego a la grada. Tan solo en los partidos ante el Real Madrid y Espanyol el campo se convierte en una caldera. Una lástima, porque ese estadio lleno y animando se convertiría en un fortín. Pocos equipos y jugadores serán capaces de superar un ambiente semejante.

El sábado, por fortuna, no fue así. Desde el minuto 1 hasta el 90 la grada empujó, lo que posiblemente resultó determinante para sobreponerse al duro golpe del 1-1 anotado por Valdo. El equipo necesitaba el apoyo tras un par de semanas aciagas y, aunque sin resolución, estaba dando muestras de recuperación. El juego volvía a ser fluido y las ocasiones llegaban, varias de ellas muy claras. El tiempo pasaba y la posibilidad de que el Real Madrid se situara líder se acrecentaba, lo que en cualquier otro escenario (temporadas anteriores) hubiera generado nerviosismo y murmullos. Una situación en la que es fácil descentrarse y precipitarse, no buscando siempre la mejor opción. Unos murmullos que pudieran degenerar en catástrofe.

Pero el sábado era distinto. Pedro marcó y parecía que el duelo estaba en el bolsillo. Lo más fácil es empezar a hablar con el compañero de asiento de otras materias y 'pasar' de lo que sucede sobre el césped, ya resuelto, pero la grada siguió animando. En estas que, a pesar de estar realizando el mejor partido del mes, Valdo empató; un mazazo. En cuanto el leonés batió a Víctor Valdés la grada, tras unas leves segundos de pitos, comenzó a corear al equipo. La afición culé, por fin, estaba empujando al Barça, se estaba convirtiendo en el jugador número 12 tan anhelado. Es imposible saber si estos gestos y ánimos ayudaron a Xavi a trazar un pase de tiralíneas hacia la internada de Dani Alves o si el brasileño supo que la mejor opción era retrasar hacia Messi gracias a la grada. Posiblemente no, pero es posible, también, que con ruido de sables en el Camp Nou la precipitación hubiera impedido una reacción tan rápida, efectiva y preciosista.

Es un paso adelante que la grada sea el número 12. Posiblemente sea el equipo, por su tesón, por su garra y por haber demostrado que se debe confiar en ellos quien haya propiciado que así sea. Ahora nos toca a nosotros mantenerlo en el tiempo.