lunes, 1 de marzo de 2010

La grada empuja, al fin, al equipo

No es habitual en el Camp Nou, pero el sábado la grada ayudó de manera decisiva en el 2-1 del Barça sobre el Málaga. El siempre (salvo en los derbis) frío público del estadio barcelonista se tornó en cálido y arropó a los jugadores para superar las adversidades, una circunstancias a destacar y que esperemos se convierta en habitual. Que no se entienda esto como una crítica, sino como un análisis de la realidad, posiblemente no por frialdad de la grada, sino por propio estilo de vivir el fútbol culé; donde yo veo el fútbol, en una peña burgalesa, también es el equipo quien nos levanta del asiento, mientras que en cuento llegan mal dadas surgen las críticas.

Siempre se ha dicho, y cuando se acude al estadio se confirma, que asistir al Camp Nou es como ir al teatro. La grada es fría. En el Palau Blaugrana, por ejemplo, la afición levanta al equipo en los momentos difíciles, motivo por el que se han visto grandes remontadas en balonmano, especialmente. En el Camp Nou, por lo general, el equipo levanta con su entusiasmo y juego a la grada. Tan solo en los partidos ante el Real Madrid y Espanyol el campo se convierte en una caldera. Una lástima, porque ese estadio lleno y animando se convertiría en un fortín. Pocos equipos y jugadores serán capaces de superar un ambiente semejante.

El sábado, por fortuna, no fue así. Desde el minuto 1 hasta el 90 la grada empujó, lo que posiblemente resultó determinante para sobreponerse al duro golpe del 1-1 anotado por Valdo. El equipo necesitaba el apoyo tras un par de semanas aciagas y, aunque sin resolución, estaba dando muestras de recuperación. El juego volvía a ser fluido y las ocasiones llegaban, varias de ellas muy claras. El tiempo pasaba y la posibilidad de que el Real Madrid se situara líder se acrecentaba, lo que en cualquier otro escenario (temporadas anteriores) hubiera generado nerviosismo y murmullos. Una situación en la que es fácil descentrarse y precipitarse, no buscando siempre la mejor opción. Unos murmullos que pudieran degenerar en catástrofe.

Pero el sábado era distinto. Pedro marcó y parecía que el duelo estaba en el bolsillo. Lo más fácil es empezar a hablar con el compañero de asiento de otras materias y 'pasar' de lo que sucede sobre el césped, ya resuelto, pero la grada siguió animando. En estas que, a pesar de estar realizando el mejor partido del mes, Valdo empató; un mazazo. En cuanto el leonés batió a Víctor Valdés la grada, tras unas leves segundos de pitos, comenzó a corear al equipo. La afición culé, por fin, estaba empujando al Barça, se estaba convirtiendo en el jugador número 12 tan anhelado. Es imposible saber si estos gestos y ánimos ayudaron a Xavi a trazar un pase de tiralíneas hacia la internada de Dani Alves o si el brasileño supo que la mejor opción era retrasar hacia Messi gracias a la grada. Posiblemente no, pero es posible, también, que con ruido de sables en el Camp Nou la precipitación hubiera impedido una reacción tan rápida, efectiva y preciosista.

Es un paso adelante que la grada sea el número 12. Posiblemente sea el equipo, por su tesón, por su garra y por haber demostrado que se debe confiar en ellos quien haya propiciado que así sea. Ahora nos toca a nosotros mantenerlo en el tiempo.

2 comentarios:

  1. Ya iba siendo hora de que ayudemos al equipo, me dio gran satisfacción oir a la grada después del gol de Valdo cantar con todas sus fuerzas. Así hay que ser siempre.

    Saludos.

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  2. Hola!
    Tots units fem força, no?
    saludos
    sílvia

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