domingo, 8 de febrero de 2009

El embrujo de Quini

El encuentro de esta tarde tiene un centro de atención más allá de lo futbolístico. Al Camp Nou llega el Sporting de Gijón, único equipo que aún no ha empatado en Primera y lo hace sin entrenadores. Tanto Manuel Preciado como su segundo fueron expulsados en El Molinón ante el Sevilla, por lo que en el banquillo astur se sentará el delegado sportinguista. La gran noticia es que ese personaje no es otro que el mítico Enrique Castro 'Quini'.

Para los culés que vivieron la década de los 80 sin duda se trata de un jugador de recuerdo imborrable. Un goleador nato, pero además un futbolista que pasará a la historia por su secuestro, que entre otras cosas, impidió al Barça ganar una Liga. Tras un Barça-Hércules en el que Quini anotó dos goles (6-0), dos personas encañonan a Enrique y se lo llevan cautivo. Era un 1 de marzo de 1981. Quini permaneció 25 días secuestrado.


La agonizante noticia hace que los culés sumen solo un punto en seis partidos, perdiendo una Liga que tenían dominada. Pese a ello, Quini fue finalmente rescatado, que al fin y al cabo era lo más importante. Quini fue esa temporada Pichichi por cuarta vez en Primera (pese a perderse varios partidos) con 20 goles y el Barça gana, ya con Quini, la Copa del Rey ante el Sporting de sus amores. Solo su secuestro impidió lograr el doblete.


Era la primera temporada de Quini como culé. Permaneció tres campañas más, ganando dos Copas del Rey (en 1981 ante el Sporting y en 1983 ante el Real Madrid), una Copa de la Liga (1983), una Recopa (1982) y una Supercopa (1984). Se le resistió, precisamente, la Liga. Además, entró en la historia al lograr el gol 3.000 en Liga, en un encuentro ante el Castellón.


En 1984, con 35 años, decidió abandonar el fútbol. Recibió un homenaje por parte del Fútbol Club Barcelona, pero un mes después fichó por el Sporting, donde permaneció tres años más. Su último encuentro oficial fue, precisamente, ante el Barça el 14 de junio de 1987. Posee el honor de ser el jugador con más galardones de máximo goleador, con cinco en Primera (tres con los sportinguistas y dos como culé) y dos más en Segunda.


Desde su retirada pertenece al Sporting, donde ha ejercido como secretario técnico y entrenador de categorías inferiores. Hace justo un año fue operado de una infección cancerosa, de la que parece felizmente recuperado. En estos momentos es el delegado del Sporting y, casualidades del destino, tendrá que sentarse en el banquillo sportinguista como máximo responsable. Una ocasión y una oportunidad de oro para que El Brujo reciba un nuevo homenaje de los dos equipos de su vida.


Gracias, Quini.


Núñez abraza a Quini tras su liberación.

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